En el ejercicio de nuestra profesión como administradores de fincas, nos enfrentamos a un mercado cada vez más competitivo, donde la presión por ofrecer precios bajos puede llevarnos a comprometer la calidad de nuestros servicios y, en última instancia, la viabilidad de nuestras propias empresas.
Recientemente, se ha publicado un artículo titulado «El precio de arruinarte: clientes a cualquier precio, el principio del fin», que reflexiona sobre los peligros de una estrategia basada únicamente en la reducción de tarifas para atraer clientes. Aunque el artículo se centra en otro sector, sus enseñanzas son perfectamente aplicables a nuestra realidad profesional.
¿Qué riesgos implica competir únicamente por precio?
- Degradación del servicio: Al reducir tarifas sin una estrategia clara, es probable que se recorten recursos esenciales, afectando la calidad del servicio ofrecido a las comunidades que gestionamos.
- Desvalorización profesional: Ofrecer precios demasiado bajos puede transmitir la idea de que nuestros servicios no tienen el valor que realmente aportan, lo que perjudica la percepción de nuestra profesión en el mercado.
- Sostenibilidad comprometida: Una política de precios insostenible puede llevar a la inviabilidad económica de nuestra actividad, poniendo en riesgo la continuidad de nuestros despachos y la estabilidad laboral de nuestros equipos.
La importancia de valorar adecuadamente nuestros servicios
Es fundamental recordar que nuestra labor como administradores de fincas va más allá de la simple gestión de comunidades. Ofrecemos asesoramiento legal, mediación en conflictos, planificación financiera y mantenimiento del patrimonio inmobiliario, entre otros servicios. Todo ello requiere formación continua, experiencia y dedicación.
Por tanto, es esencial establecer tarifas que reflejen el valor real de nuestro trabajo, garantizando la calidad del servicio y la sostenibilidad de nuestras empresas.